Amerita hacerle reverencia, con un setenar de sentires que permite elevar la conciencia y cultivar la necesidad de vivir, algo más allá del simple amor…
De Charles Baudelaire:
“Tus ojos, transparentes como el cristal, me dicen:
«¿Cuál puede ser mi mérito ante ti, extraño amante?».
-¡Sé encantadora y calla! Mi airado corazón,
al cual irrita todo, salvo el simple candor,
no desea mostrarte su nocivo secreto,
nodriza cuya mano me invita a un largo sueño,
ni su negra leyenda que la llama escribió.
¡Detesto la pasión y el ingenio me daña!
Amémonos con calma. Amor, en su garita,
tenebroso, emboscado, tiende su arco fatal.
Conozco los recuerdos de su arsenal antiguo:
¡crimen locura, horror! – ¡Pálida florecilla!
Como yo, ¿no eres tú también un sol de otoño,
oh mi helada, mi pálida, mi dulce Margarita?”
Amerita hacerle reverencia, con un setenar de sentires que permite elevar la conciencia y cultivar la necesidad de vivir, algo más allá del simple amor…
De Charles Baudelaire:
“Tus ojos, transparentes como el cristal, me dicen:
«¿Cuál puede ser mi mérito ante ti, extraño amante?».
-
¡Sé encantadora y calla! Mi airado corazón,
al cual irrita todo, salvo el simple candor,
no desea mostrarte su nocivo secreto,
nodriza cuya mano me invita a un largo sueño,
ni su negra leyenda que la llama escribió.
¡Detesto la pasión y el ingenio me daña!
Amémonos con calma. Amor, en su garita,
tenebroso, emboscado, tiende su arco fatal.
Conozco los recuerdos de su arsenal antiguo:
¡crime locura, horror! – ¡Pálida florecilla!
Como yo, ¿no eres tú también un sol de otoño,
oh mi helada, mi pálida, mi dulce Margarita?”
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