Lejos…

Y es algo que no creía posible; estoy tan lejos de extrañar algo que consideraba necesario para mi. Lejos de necesitar cercanía alguna, y fuera de lo que me parecía, me he vuelto a sorprender; entre tanta locura vivida por mi en este ultimo soplo de tiempo, me he demostrado que puedo volver a la normalidad y no solo eso, superarme, ya que lejos de lo que me parecía, al no tener atadura alguna me siento tan libre y propia que puedo rebasar mis limites, romper mis horizontes y dar una digna demostración de lo curiosa que puedo ser. Mejor que el Japón surgiendo entre las cenizas de su imperio. Solo espero seguir así una temporada larga; lejos de aquello que aunque me hace feliz me cohíbe de muchas maneras.

Esta lejanía es sin duda una de las mejores etapas; y mientras trascurren los días, me siento cada ves más Yo; y concentro toda mi atención en mí; lo se, suena algo egoísta, pero hace tiempo que no lo hago; puedo sentir como esas cosas que antes tanto me preocupaban van desapareciendo. He tardado tanto tiempo en encontrar un lugar predilecto para mi, donde me sintiese cómoda, completamente libre de demostrarme tal y como soy; y lo curioso es que recién empiezo a entender que ese lugar esta aquí conmigo, dentro de mi cabeza, y que va a donde yo vaya, permitiéndome ir más allá, bastante lejos de tanta locura, siendo la misma a cada momento, disfrutando de todo un ciento por ciento, y permitiéndome organizar mi razón y mis sentimientos, que aunque parezca increíble empiezan a coordinarse; y solo espero poder seguir así de lejos.

Estrellas…

Mira la belleza del cielo, cierra los ojos, suspira solo un poco. Y mientras liberas tu alma eres presa de la encantadora y pasible mirada de las estrellas; que brillan, con un candor tan único solo para ti. Su brillo totalmente ineludible alumbra tus pasos en medio de esta noche mágica.

Caminas, tu vida transcurre normal, mientras ellas te observan; llorando, suspirando, sonriendo solo por ti; y cuando te sientes sola bajan como estrellas fugaces, para acompañar tus pasos; pero no lo notas; su brillo, naciente del cariño que sienten por ti, es tan resplandeciente que no puedes verlas, ni oír sus cantos; cantos que entonan solo para que dejes de sollozar.

Y así vas por el mundo, acompañada de lo que seguro es una de las mejores creaciones de Dios, bellas y encantadoras, cuidándote y guiándote en cada momento, siendo visible solo para aquellos que te saben apreciar.